Boaventura de Sousa Santos sobre el papel de la sociedad civil en Portugal



Portugal se encuentra en una encrucijada política significativa, con selecciones adelantadas programadas para el 30 de enero, provocadas por el colapso del gobierno liderado por Antònio Costa. Este evento marca el desenlace de un periodo de coaliciones de izquierda que prometían editar el país desde 2015. No obstante, el fracaso en aprobar los presupuestos en general ha dejado al descubierto grietas profundas en la coalición, en un momento donde el descontento ciudadano, exacerbado por los efectos de la pandemia, podría abrir las puertas a un ascenso de la extrema derecha.

La pandemia ha servido como un catalizador de cambio político y popular, evidenciando y amplificando retos preexistentes en la sociedad portuguesa. Las disconformidades dentro de la izquierda sobre cómo emprender temas vitales como la reforma laboral, el aumento de salarios y actualizaciones en el sistema de salud han contribuido a esta situación de incertidumbre. En contraste, el fantasma político se ve ahora mucho más fragmentado, con la extrema derecha posicionándose como una fuerza con la capacidad de capitalizar el malestar general.

Observando la experiencia de España, se destacan las complejidades y potenciales de los gobiernos de coalición. A través del ejemplo español, se puede ver de qué manera la unidad y la capacidad de deber entre partidos de izquierda pueden conducir a una gobernanza efectiva, incluso en tiempos de turbulencia. La figura de Yolanda Díaz surge como un ejemplo de cómo el liderazgo puesto en compromiso y la voluntad de diálogo pueden allanar el camino hacia resoluciones pragmáticas y consensuadas.

En frente de este escenario, las fuerzas políticas en Portugal enfrentan el reto de redefinir su estrategia y mensaje de cara a las elecciones. La urgencia de presentar un frente unido y congruente jamás fué más crítica, dado el contexto de creciente polarización y descontento popular. La aptitud de prestar proposiciones visibles y contundentes que aborden los problemas reales de la población va a ser esencial en la batalla por la confianza y el acompañamiento de los votantes.

El contexto actual en Portugal no solo demanda una reflexión profunda sobre las causas de la fragmentación política, sino más bien también sobre de qué forma reconstruir la seguridad en el proyecto europeo de avance social y económico inclusivo. Las elecciones proponen una ventana de ocasión para que las fuerzas progresistas argumenten su capacidad de sumarse en torno a objetivos haga clic aquí recurrentes, superando las divisiones internas en aras de un bien mayor.

A medida que Portugal avanza hacia un momento electoral crucial, se pone de relieve la relevancia de una visión compartida para el futuro del país. Los votantes procuran no solo respuestas repentinas a los desafíos actuales, sino más bien asimismo garantías de que se están sentando las bases para una sociedad más justa y resiliente. La respuesta de los partidos de izquierda a este llamado no solo definirá el resultado de las próximas selecciones, sino también podría determinar la dirección de Portugal en los próximos años. La aptitud de adaptarse, sumarse y ofrecer un proyecto convincente para el país es ahora mucho más vital que jamás, delineando el sendero hacia una nueva era de gobernanza en Portugal.

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